sábado, 27 de agosto de 2011

El «Cojo de Calanda»


En la Basílica del Pilar, en uno de los laterales que da a la plaza, hay un cuadro que representa un milagro ocurrido en octubre de 1640, que podría ser catalogado como increible y que sin embargo ha sido ampliamente confirmado y testimoniado por testigos imparciales y dignos de crédito.

Un muchacho de 23 años, llamado Miguel Juan Pellicer, labriego de profesión, un día volviendo del campo, se cae del carro y la rueda le pasa por encima de una pierna. Se la tienen que amputar. La fecha y lugar de la operación quirúrgica fue en el mes de Octubre de 1637y concretamente en el suntuoso hospital de Nuestra Señora de Gracia, ubicado en lo que es ahora la plaza de España de la ciudad de Zaragoza. Su pierna  debe ser enterrada en el cementerio del Hospital. A él le ponen una pata de palo. Y con su pata de palo se pone a pedir limosna en la puerta del Pilar de Zaragoza, porque con aquella pata de palo no puede trabajar en el campo.
Está dos años y medio pidiendo limosna. Y todo el mundo en Zaragoza lo conoce como el «Cojo de Calanda». Calanda era su pueblo.
Aquel muchacho no se resigna a ser mendigo toda su vida, y le suplica todos los días a la Virgen . Era la noche del 29 de Marzo del año 1640.

Estando muy cansado se va antes a dormir, y, al cabo de un rato, llega su madre y da un grito porque ve que debajo de la manta que tapaba el cuerpo de su hijo, aparecen dos piernas.
Llama a su marido. Despiertan al muchacho, y él dice:
-¿Por qué me despertáis? Estaba soñando con la Virgen del Pilar.

-Muchacho, que tienes las dos piernas.

-¿Que tengo las dos piernas?
 Se pone en pie y tiene las dos piernas. Y todo Zaragoza que lo había visto dos años y medio con la pierna cortada y la pata de palo, ahora lo ve con las dos piernas. Van a donde estaba enterrada la pierna, y allí no había nada. Y la pierna que le ha crecido tiene la cicatriz de la mordedura de un perro, de cuando él era niño.
 En una vitrina del despacho del Alcalde de Zaragoza, España, está el original del acta notarial de este milagro.
En el acta notarial firman veinticinco testigos: médicos, enfermeros, vecinos, etc. Habían visto a Miguel Juan Pellicer dos años y medio con la pierna cortada y la pata de palo, y ahora lo ven con las dos piernas enteras.
 Este suceso extraordinario ocurrió el 29 de marzo de 1640 y fue proclamado como milagro el 27 de abril de 1641 por el arzobispo Pedro Apaolaza Ramírez, tras un proceso en el que intervinieron tres jueces civiles y fueron interrogados veinticinco testigos. Ese mismo año, el rey Felipe IV mandó ir a palacio a Miguel Pellicer y arrodillándose ante él le besó la pierna.
Hubo luego más escritos y testimonios, destaca el del jesuita P. Jerónimo Briz, que escribió el siguiente prólogo a un estudio que llevó a cabo el Dr. Pedro Neurath, médico de la ciudad de Tréveris:

“He leído el artículo sobre el estupendo milagro de la Virgen del Pilar, hecho inaudito, que me consta es cierto, pues conocí al joven primero en Zaragoza, cuando le faltaba la pierna y pedía limosna junto a la puerta del templo del Pilar, y después lo he visto en Madrid andando con las dos piernas, he visto la marca que la Santísima Virgen le ha dejado como señal de la amputación, y no sólo yo, sino todos los padres jesuitas de este Colegio Imperial; conocí a sus padres, a quienes los canónigos de Santa María del Pilar suministraban alimentos, conocí al cirujano que le amputó la pierna. Madrid, 12 de marzo de 1642”.

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